Artículo 3

"Juicios y Emociones las dos caras de una misma moneda"

 

Introducción.

 

En la interacción humana, los juicios como actos lingüísticos juegan un papel fundamental en la forma en que nos comunicamos y percibimos el mundo que nos rodea. Desde una perspectiva del coaching ontológico, comprender cómo los juicios afectan nuestras emociones es esencial para alcanzar una mayor claridad en nuestras relaciones y bienestar emocional. En este blog exploraremos cómo los juicios influyen en nuestras emociones y cómo podemos utilizar este conocimiento para transformar nuestra forma de comunicarnos y mejorar nuestras relaciones.

 

 

¿Qué son los juicios?.

 

 

Los juicios, como actos lingüísticos, son expresiones evaluativas que hacemos sobre personas, situaciones o eventos. Cada vez que emitimos un juicio, estamos clasificando algo como «bueno» o «malo», «correcto» o «incorrecto». Es importante reconocer que los juicios no son hechos objetivos, sino interpretaciones subjetivas basadas en nuestras creencias, valores y experiencias previas. El peor error que cometemos es confundir juicios con verdades (afirmaciones). Esta distinción es de vital importancia puesto que la responsabilidad que tenemos cuando emitimos un juicios es que éstos sean válidos y que estén fundados en hechos objetivos. Estamos rodeados de “opinólogos” y esto es una de los grandes problemas de comunicación que tienen muchos equipos de trabajo y personas en general.

 

 

La conexión entre Juicios y Interpretaciones.

 

 

Desde la perspectiva del coaching ontológico, nuestros juicios “viven” en nuestras interpretaciones. Cada vez que interpretamos una situación, evento o acción, inevitablemente emitimos juicios, una evaluación sobre ello. Si queremos conocer el mundo interpretativo de una personas, debemos prestar atención a cómo se manifiesta en el lenguaje y eso lo podemos observar en cada juicio que emite. El juicio devela ese aspecto subjetivo de la persona que incluye preocupaciones, intereses, inquietudes y estándares de evaluación que influye o subyacen esa particular forma de ver e interpretar el mundo.

 

 

El impacto de los Juicios en nuestras Emociones y Estados de Ánimo.

 

 

Los juicios que expresamos o que recibimos de otros pueden tener un impacto significativo en nuestras emociones. Un juicio negativo dirigido hacia nosotros puede generar tristeza, ira o frustración, mientras que un juicio positivo puede impulsar sentimientos de felicidad y satisfacción. Además, los juicios que nos hacemos a nosotros mismos pueden afectar nuestra autoestima y confianza. Desde el coaching acompañamos a nuestros clientes a intervenir en esos juicios, desafiándolos, cuando entendemos que pueden ser los responsables directos de atrapar en estados de ánimos restrictivos que impiden avanzar y provocan sensaciones no agradables.

 

 

De Juicios Limitantes a Juicios de Posibilidad.

 

 

Hay juicios que nos conectan con estados de ánimo restrictivos que le podemos denominar con limitantes. Los juicios de posibilidad en cambio nos conectan con estados de ánimo expansivos. Son aquellos que abren nuevas oportunidades, generan empatía y fomentan el aprendizaje y el crecimiento. El desafío es poder cultivar estados de ánimo expansivos,  tomando consciencia de como evaluamos cada situación y comprometiéndonos, en la acción, con aquello que declaramos importante y queremos cuidar.

 

La práctica de la Escucha Reflexiva.

 

 

En el proceso de gestión emocional, a través de los juicios, la escucha reflexiva desempeña un papel crucial. Escuchar reflexivamente significa suspender nuestros juicios automáticos y prestar atención activa a lo que el otro está expresando. Al practicar esta habilidad, podemos comprender mejor las emociones detrás de las palabras y responder con empatía y compasión. Esta habilidad se puede entrenar de la misma manera que entrenamos el cuerpo. Se requiere constancia y disciplina fundamentalmente al inicio, puesto que debemos dejar de actuar en automático y hacer aquello que declaramos fundamental para mejorar.

 

 

Conclusión

 

 

Los juicios como actos lingüísticos tienen un poderoso impacto en nuestras emociones y en las relaciones que construimos con los demás. El desafío es aprender a ser más conscientes de nuestros juicios, reconocer cómo influyen en nuestras emociones y utilizarlos de manera positiva y posibilitadora. Al hacerlo, podemos mejorar nuestra capacidad para comunicarnos de manera efectiva, cultivar relaciones más sanas y disponer de estados de ánimo expansivos que abran posibilidades de acción.